Visión

¿Cambiará el COVID-19 nuestra forma de trabajo? Una perspectiva latinoamericana

Cómo las empresas en América Latina pueden sacar provecho de la situación para mejorar la productividad y la experiencia de los empleados.

07 de agosto de 2020

En las últimas semanas, se han compartido diferentes perspectivas sobre cómo la pandemia provocada por el COVID-19 cambiará o no la forma en que trabajamos. En este artículo, nuestro equipo de Integrated Portfolio Services (IPS), área dedicada a la consultoría especializada en bienes raíces, explora la forma en que el trabajo en oficinas corporativas se está viendo afectado y cómo las empresas en Latinoamérica pueden sacar provecho a la situación para mejorar la productividad y la experiencia de los empleados.

Introducción

¿Cambiará la forma en que trabajamos? Y si es así, ¿cómo y cuánto? Son éstas las preguntas que nos hacemos al observar el cambio en nuestro ambiente laboral en los últimos meses. De una semana a otra, millones de personas en todo el mundo se vieron en la necesidad de llevar sus labores a sus casas. Algo que era impensable para muchos empleadores hasta hace algunos meses, ahora es el statu quo, y mientras las economías de países europeos y asiáticos inician su proceso a la nueva normalidad la pregunta que surge es ¿está América Latina preparada para los cambios que surgirán a partir de la pandemia?

Home office en América Latina

A partir de una encuesta realizada en América Latina a nuestros colaboradores, nos encontramos con que casi el 50% de nuestros colegas no hacían home office ningún día antes de la pandemia. Esto es sólo la mitad de la historia. Según un estudio realizado por Citrix México a seis países de la región (Colombia, Argentina, México, Chile, Brasil y Perú), menos del 50% de los trabajadores tienen la posibilidad de trabajar desde casa, y en algunos casos incluso menos del 25% como Brasil y Perú.

Para Gustavo Gómez, Vicepresidente y Director General para la Región Norte de AT&T en México, en países como los nuestros, hacer home office no sólo es un desafío tecnológico, también es uno social ya que expone aún más las brechas de desigualdad al acceso digital. No todas las empresas pueden invertir en infraestructura para disponer de dispositivos con acceso a una conexión segura para resguardar su información.

Además, se encuentra el factor relacionado al capital humano. Para implementar políticas de trabajo flexible se requiere de un proceso de transición que asegure que los trabajadores puedan y sepan utilizar las nuevas herramientas, y por supuesto del apoyo de las empresas.

Un proceso de cambio sienta las bases para diseñar e implementar lineamientos, políticas, comunicación e infraestructura necesaria.

La siguiente pregunta por responder será cómo hacer un uso más eficiente de nuestras oficinas en una nueva modalidad de trabajo.

En IPS estamos convencidos de que las reuniones espontáneas, y el tiempo cara a cara son fundamentales para aumentar la productividad y la innovación. Es por eso por lo que optamos por un esquema flexible que, si bien permita a los trabajadores trabajar desde casa, también promueva compartir espacios diseñados especialmente para el tipo de actividades que realizan. Esto tiene una ventaja no sólo en lo referente a los costos en bienes raíces, sino también en la atracción y retención de talento y por supuesto en el característico bienestar que los latinoamericanos relacionamos con la conexión con el otro.

No es ninguna sorpresa que en América Latina la conexión con nuestros colegas y círculos sociales es una parte fundamental de la forma en que trabajamos y vivimos. Según el Happy Planet Index, la región ocupa seis de los primeros diez lugares en esta escala que entre otras cosas mide el bienestar. 

Short-term return

Derivado de la pandemia, diversos países están diseñando esquemas para el regreso seguro a las oficinas de tal forma que se mantenga una sana distancia y que la actividad económica se pueda recuperar (nosotros incluso diseñamos un nuevo servicio para ello). Y si bien estos esquemas son claros en cuanto al resultado que quieren lograr, cómo implementarlos correctamente permanece un misterio para la mayoría.

Por su parte Carlos Kolmans, Director Regional de Integrated Portfolio Services en JLL para América Latina,  prevé una disminución de la densificación de los espacios poniendo como prioridad la salud de los empleados y la reputación de las empresas. Comenta que, si bien puede existir incertidumbre para los usuarios, ésta se irá disipando en la medida en que las acciones impuestas por gobiernos y las empresas tengan resultados efectivos y los mismos usuarios busquen restablecer los lazos sociales tan característicos de los negocios en la región. Los cambios más significativos se harán por parte de las empresas. Nos comparte que “… antes se tenía que hacer mucho trabajo con los comités ejecutivos para convencerlos de que existía una movilidad natural, y que se podían aprovechar los espacios no usados de las oficinas que en América Latina suman hasta el 40%. Hoy lo que ha pasado es que esos mismos comités piensan que no requieren de oficinas y que la productividad de los empleados trabajando desde casa se mantiene o es muy similar al estar en la oficina sin invertir en el espacio físico.”

Esto significa que, por lo menos de momento y por los primeros años, nuestro retorno a la nueva normalidad seguramente será limitado, con controles sanitarios, de acceso y turnos escalonados para muchos trabajadores.

El equipo de investigación de JLL recomienda poner atención a cuatro áreas para hacer el retorno lo más sencillo posible:

  • Preparación del negocio para reiniciar actividades teniendo en cuenta nuevas cadenas de suministro.
  • El recurso humano debe tener prioridad en temas de protección y bienestar para asegurar la productividad.
  • El impacto financiero será multifacético. El costo de la emergencia sanitaria, los planes de mitigación y resiliencia, así como las soluciones, entrenamientos y recuperación deberán ser contemplados.
  • Comunicación a toda la organización es esencial para proveer transparencia. Para ello se deben establecer protocolos y lineamientos claros dirigidos a la fuerza laboral, clientes y socios.  

Para nuestro equipo de Research, el enfoque no debería ser volver a la oficina lo antes posible, sino preguntarse qué se necesita para que las instalaciones puedan traer de regreso a sus colaboradores, volver a una actividad comercial estable y también saber cuáles áreas son las esenciales que deben retornar primero. Esto dependerá también de cuáles políticas y medidas haya tomado cada país.

Además, notan que, a corto plazo, se espera una desaceleración de la actividad de inversión. Se observan retrasos en lanzamientos y los plazos de transacción largos son cada vez más evidentes. Una consecuencia de las medidas de sanidad implementadas para frenar la propagación del virus. 

El futuro del trabajo

Hasta ahora hemos hablado sobre las ventajas del home office y la importancia de planear un retorno con medidas de distanciamiento e higiene, pero ¿qué pasará a largo plazo al terminar la pandemia?

Carlos Kolmans menciona que sucederán dos cosas de forma gradual que innovarán las oficinas. Primero la deconstrucción de los espacios de oficina, lo que implicará que, si bien las matrices continuarán actividades como las visitas de clientes; entrenamientos; reuniones y demás actividades de colaboración, los empleados tendrán la posibilidad de trabajar desde donde sea, en su casa o en cualquier otro lugar.
Segundo, se tendrá una fuerza laboral más líquida, enfocada a proyectos en vez de a trabajos rutinarios. Este capital humano también se adaptará a las necesidades a corto y mediano plazo de las empresas, ayudada por la deconstrucción del espacio físico. Por último, menciona que esto variará mucho de empresa a empresa. Dependerá de cuán progresivas sean y del capital que tengan para invertir en estas iniciativas.

Al respecto, Christian Beaudoin, Director de Research para JLL área central de EEUU,  menciona que no existirá una forma uniforme en la que trabajaremos en el futuro. Será un proceso gradual que variará por región, país, ciudad y compañía.

Home office no es para todos, ni tampoco será permanente para la mayoría. Según un estudio realizado por su equipo, sólo el 5% indicó la preferencia de trabajar remotamente de forma permanente. La misma investigación reportó que 65% de las personas reportó que prefería elegir cuándo trabajar desde casa y cuándo desde las oficinas. Esto coincide con el estudio latinoamericano en donde 46% de los trabajadores optaría por trabajar desde casa en función de la necesidad en contraste con el 5% que le gustaría hacer home office más de 15 días al mes. El secreto entonces se encuentra en obtener lo mejor de ambos mundos. Dar a los trabajadores la opción de elegir dónde trabajar no sólo ayudaría a mejorar la satisfacción del empleado, también es un factor para aumentar la colaboración formal y espontánea, aumentar el intercambio de ideas, disminuir costos en bienes raíces y se puede usar como factor diferenciador para atraer más y mejor talento, así como para retenerlo.

Esto es una tendencia que antes de la pandemia ya se encontraba al alza. Específicamente para innovar, las personas deben tener la posibilidad de sentarse, platicar, compartir ideas, creas esquemas juntos y comunicarse cara a cara. Por otra parte, la cultura de una organización se crea cuando las personas se encuentran compartiendo un espacio en el cual pueden dar sus opiniones, crear actividades para sus equipos y establecer reglas. Esto difícilmente será sustituido por videoconferencias o actividades a distancia.

Por último, en los tiempos disruptivos en los que vivimos, es necesario tener comunicación directa con nuestros colegas, en especial en tiempos de incertidumbre. En este caso no sólo aplican pandemias, también innovaciones en tecnología y nuevas compañías emergentes creando nuevos servicios.

Si quieres saber más sobre nuestros servicios y el trabajo del futuro, puedes visitar nuestra página de presentación.  Tenemos todo un equipo regional adaptado a tus ambiciones.